La aerodinámica, prácticamente desde los albores de la industrialización del automóvil, ha sido un factor importante para el diseño. Pero se podría decir que el concepto de aerodinámica activa, es decir, de carrocerías que se amoldan a las necesidades de la propia conducción en marcha, es un concepto bastante moderno y a día de hoy una necesidad en el deportivo de altas prestaciones. Si no fuera por la aerodinámica activa un Bugatti Veyron, por ejemplo, jamás sería capaz de superar la barrera de los 400 kilómetros/hora y a la vez ser ágil y dinámico en curvas.
En 2008 BMW de la mano de Chris Bangle trató de ir un poco más allá. El BMW Gina Light Visionmodel trataba de plasmar la idea de una carrocería completamente modificable en marcha para adaptarse a un sinfín de posibilidades. Un material plástico flexible, una estructura que le diera consistencia y a la vez pueda cambiar su morfología, y ya tenemos un deportivo que sobre el papel podría cambiar todas las metodologías de construcción de automóviles y revolucionar el concepto aerodinámico de un vehículo.
¿Podría llegar a aplicarse algún día en la industria? Respondamos con otra pregunta: ¿podría o realmente debería?
BMW Gina Concept (2008): un prototipo de carrocería flexible, de la mano de Chris Bangle
El factor aerodinámico influye en el ahorro energético y es de vital importancia especialmente en el vehículo eléctrico. ¿Por qué no eléctricos con carrocerías flexibles que se adapten en marcha a las necesidades de la conducción?
A día de hoy el trabajo aerodinámico ya no sólo pretende hacer que la nueva generación de deportivos sea extremadamente rápida en curva y en recta, hasta el punto de que deportivos como los nuevos Ferrari o Lamborghini habrían superado numerosas barreras por encima incluso de la propia competición. Por poner un ejemplo, cualquiera de los sistemas que emplea un Ferrari 599 XX es mucho más avanzado que lo que puede equipar un Fórmula 1, puesto que no está sujeto a estrictas normativas y esquemas de homologaciones.
En el caso del BMW Gina Light Visionmodel podríamos ir mucho más allá. La premisa de cualquier turismo fabricado a día de hoy es la de optimizar peso y aerodinámica para obtener el máximo ahorro energético, factor que influye y de qué manera en el caso especial del vehículo eléctrico en el que el ahorro de electricidad se traduce en aumento de autonomía.
Imagínense el concepto del prototipo de BMW aplicado en un turismo solidariamente con otros sistemas como suspensiones activas. Un vehículo capaz de carenar la parrilla y los pasos de rueda cuando no sea necesaria una refrigeración adicional de motor y frenos, de reducir su altura para aumentar el efecto suelo y disminuir el coeficiente aerodinámico, de hacer que su atractiva y llamativa carrocería se adapte dramáticamente para cortar el viento con mayor efectividad.
Quién sabe. Tal vez un día el concepto teórico del equipo del señor Chris Bangle y este prototipo de BMW se pongan en práctica. Eso sólo el tiempo lo dirá.